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El gas natural y ciclos combinados. El respaldo del mix energético español

El papel del gas natural en el sistema eléctrico

El gas natural es una de las piezas fundamentales del mix eléctrico español. Aunque su presencia fluctúa en función de la producción renovable, sigue siendo imprescindible para garantizar que la electricidad llegue a consumidores y empresas en todo momento.

En España, la generación renovable cubre casi la mitad de la demanda anual. Sin embargo, tecnologías como la eólica y la fotovoltaica dependen de factores meteorológicos.

En los días de calma atmosférica sin viento ni sol o por las noches, el gas natural entra en escena a través de las centrales de ciclo combinado, aportando una reserva firme y flexible que equilibra el sistema eléctrico.

Además, frente a otras fuentes fósiles que están siendo retiradas, como el carbón, el gas natural se mantiene como un combustible de transición porque emite menos dióxido de carbono y puede adaptarse con rapidez a los vaivenes del mercado eléctrico.

Como especialistas en la dinámica de los mercados diarios e intradiarios, tenemos la experiencia para explicar en este blog, por qué el gas natural continúa siendo una tecnología de respaldo esencial, qué impacto tiene en la estabilidad de la red y cómo convive con el crecimiento de las renovables.

Cómo funcionan los ciclos combinados

Las centrales de ciclo combinado destacan por su eficiencia tecnológica.

El proceso comienza con una turbina de gas que genera electricidad directamente de la combustión.

Posteriormente, los gases calientes liberados se aprovechan para calentar agua y producir vapor, que mueve una turbina de vapor adicional.

Este doble aprovechamiento permite alcanzar eficiencias superiores al 55 %, muy por encima de la mayoría de tecnologías convencionales.

Gracias a esta característica, los ciclos combinados ofrecen más electricidad a partir de la misma cantidad de combustible, reduciendo tanto el gasto económico como el impacto ambiental.

Otra ventaja clave es su flexibilidad operativa. A diferencia de centrales nucleares o de carbón, que necesitan mucho tiempo para ponerse en marcha, los ciclos combinados pueden arrancar en pocas horas y adaptarse con rapidez a las variaciones de la red.

Esta capacidad de respuesta inmediata es esencial en un sistema cada vez más dominado por energías intermitentes.

Seguridad y garantía de suministro

El principal reto del mix energético español es mantener la seguridad de suministro en cualquier circunstancia.

Cuando una ola de frío dispara el consumo de calefacción eléctrica o una sequía limita la producción hidráulica, las centrales de ciclo combinado son las que aseguran que la red no colapse.

En situaciones de emergencia, el gas natural actúa como un seguro energético.

Estas plantas pueden cubrir picos de demanda de manera casi instantánea, evitando apagones y estabilizando el mercado eléctrico.

Su papel se hace aún más evidente en los meses de mayor consumo, cuando las renovables no siempre aportan la energía suficiente para cubrir la demanda de hogares e industrias.

La Comisión Europea reconoce el valor del gas natural como tecnología de transición, especialmente en países como España, donde la dependencia renovable es elevada pero la capacidad de almacenamiento todavía es limitada.

Impacto en los precios de la electricidad

El gas natural no solo garantiza el suministro, también influye directamente en el precio de la electricidad. El sistema marginalista europeo fija que el precio lo determina la última tecnología necesaria para cubrir la demanda en cada hora.

Cuando las renovables y la nuclear no alcanzan a cubrir toda la demanda, entran los ciclos combinados, que suelen ser más caros por su dependencia del gas natural. En esos momentos, el precio del pool eléctrico sube y afecta a todos los consumidores.

Este efecto ha sido objeto de debate, pero también garantiza que las centrales de ciclo combinado estén disponibles.

Si no marcaran el precio en el mercado, no resultarían rentables y dejarían de operar, lo que comprometería la estabilidad de todo el sistema. Por ello, aunque su entrada en el mercado encarece temporalmente el precio, también asegura que el respaldo esté siempre disponible.

Número de ciclos combinados en España y pagos por capacidad

Actualmente, España cuenta con más de 60 centrales de ciclo combinado, con una potencia instalada que supera los 26 GW, lo que representa casi una cuarta parte de toda la capacidad de generación del país.
Sin embargo, el alto coste fijo de mantener estas plantas listas para funcionar, sumado a que muchas horas permanecen sin operar, pone en riesgo su rentabilidad.

Para evitar su cierre, el sistema eléctrico incluye los llamados pagos por capacidad, una retribución que asegura ingresos mínimos a estas centrales a cambio de estar disponibles como respaldo.
Este mecanismo es clave: sin él, muchas plantas dejarían de ser viables económicamente, comprometiendo la seguridad del suministro.
En un mix dominado por renovables intermitentes, los pagos por capacidad garantizan que los ciclos combinados permanezcan operativos, funcionando como un seguro estratégico para todo el sistema eléctrico.

Contexto europeo y español

El gas natural juega un papel similar en otros países europeos, pero España tiene una posición particular.

La dependencia del gas importado, principalmente a través de gasoductos desde Argelia y de plantas regasificadoras que reciben gas natural licuado (GNL), marca la vulnerabilidad del sistema.

Al mismo tiempo, España es líder en infraestructuras de GNL en Europa, lo que le ha permitido mantener un suministro estable incluso en periodos de crisis geopolítica.

Esta capacidad de diversificación convierte al país en un actor estratégico dentro del continente, aunque los precios siguen muy condicionados por el contexto internacional.

Perspectivas de futuro

El futuro de los ciclos combinados en España estará determinado por dos grandes factores:

  • La evolución del almacenamiento energético, tecnologías como baterías a gran escala, bombeo hidráulico o hidrógeno verde deberán crecer de manera masiva antes de que los ciclos combinados puedan reducir su protagonismo. Hasta entonces, seguirán siendo imprescindibles como respaldo.
  • El precio y la disponibilidad del gas, la geopolítica, las tensiones en los mercados internacionales y la diversificación de proveedores seguirán influyendo en su competitividad. España, gracias a su red de plantas de GNL, tiene cierta ventaja, pero no está exenta de riesgos.

A medio plazo, se espera que los ciclos combinados convivan con un mix cada vez más renovable, operando de forma más puntual pero siempre estratégica. Su papel será el de un tecnología puente hacia un sistema 100 % descarbonizado.

Comparativa con otras tecnologías fósiles

En la última década, España ha ido cerrando progresivamente sus centrales de carbón por motivos ambientales y económicos. Esto ha dejado al gas natural como la principal fuente fósil del sistema.

Frente al carbón o al fuel, el gas natural ofrece:

  • Menores emisiones de CO₂ por kWh generado.
  • Arranques más rápidos y mayor flexibilidad.
  • Mayor eficiencia tecnológica gracias al ciclo combinado.

Esto explica por qué, pese a la apuesta decidida por las renovables, el gas natural se mantiene como un pilar de seguridad en el sistema eléctrico.

Retos y oportunidades

El principal reto es avanzar en la descarbonización sin comprometer la seguridad de suministro. En este proceso, los ciclos combinados representan tanto un desafío como una oportunidad:

  • Desafío, reducir progresivamente las emisiones y la dependencia del gas importado.
  • Oportunidad, servir como soporte mientras se desarrollan tecnologías limpias de respaldo, como el hidrógeno verde o las baterías de gran capacidad.

En resumen

El gas natural y los ciclos combinados son, hoy por hoy, un respaldo imprescindible para el mix eléctrico español.

Garantizan la seguridad del suministro en situaciones de alta demanda o baja generación renovable, aportan flexibilidad a la red y permiten mantener el equilibrio del mercado eléctrico.

Aunque no son la opción más limpia, su papel como tecnología de transición seguirá siendo decisivo durante la próxima década.

El reto estará en aprovechar sus ventajas sin frenar el avance hacia un sistema más renovable, seguro y competitivo.

En definitiva, mientras el almacenamiento energético y las interconexiones internacionales se consolidan, el gas natural seguirá siendo la pieza de equilibrio que asegura que la electricidad llegue a todos los rincones del país en cualquier circunstancia.

La transición energética avanza con paso firme, pero aún necesita tecnologías de respaldo como el gas natural y los ciclos combinados para garantizar la seguridad del sistema.

Si quieres profundizar en cómo evoluciona el mix energético español y qué papel juegan las distintas fuentes de generación, no te pierdas nuestros próximos blogs sobre las energías que conforman el futuro eléctrico del país.

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